lunes, 11 de junio de 2012

EL ABANDONO INFANTIL EN CHILE

“El abandono Infantil en Chile”,
por Luis Agurto A. WV Chile.

2. Objetivos de Aprendizaje:
Comprender la modalidad de asistencia de la orfandad entre los siglos XVI y XIX.
Conocer los tipos de cuidado y calidad de éste brindado a niños y niñas huérfanos y sus consecuencias en el desarrollo, salud y mortalidad de los infantes.
Reflexionar sobre las oportunidades de desarrollo que brindan ONGs, Privados y el sistema público de cada país para los Niños y Niñas que no cuentan con cuidadores adultos.

3. Preguntas motivadoras para el diálogo:
¿Cuál es la necesidad de que existan instituciones u organismos dedicados a ofrecer cuidados a Niños y Niñas que no tienen el resguardo de sus padres u otros familiares?
¿Cuál es el nivel de abandono infantil en tu país?
¿Qué alternativas de protección tienen los niños y niñas abandonados en tu país?
¿Cómo se puede fiscalizar que estas instituciones provean –efectivamente- bienestar a estos niños y no, por el contrario, los perjudiquen?

4. Resumen:
El texto revisado expone la realidad de los niños abandonados en Chile y similarmente en otras naciones latinoamericanas.
Se enfatiza en las oportunidades de cuidado que tenían en la época del siglo XVI al XIX, destacando las figuras de “casa de huérfanos” y de las nodrizas como principales entes de cuidado y crianza. Por otra parte, el texto entrega importante información sobre el importante número de decesos en la temprana edad y cómo esta figura de cuidado para los niños abandonados se caracterizó por ser de baja calidad, insalubre y la mayoría de las veces sólo motivada por intereses económicos.

5. Ideas claves/centrales:
Ya desde el siglo XVI existió una gran preocupación por los Niños y Niñas huérfanas, por lo que se crearon Casa de Huérfanos para su cuidado. Hubo varios problemas económicos, sociales y administrativos que afectaron a estas organizaciones hasta que fueron traspasados a organizaciones de beneficencia o instituciones religiosas, destacando en el siglo XIX con una gran demanda de estas organizaciones. El proceder de estas casas era similar al funcionamiento de las mismas en Europa de la edad media, los niños y niñas ingresaban, ya sea porque eran abandonados o sus propios padres u otros adultos los llevaban para su crianza, siendo la gran mayoría recién nacidos.
En Chile, existía una vía directa desde las maternidades de los hospitales hacia la casa de huérfanos.

I. Las Nodrizas
Fue muy común el uso de las nodrizas para la crianza de los niños abandonados. Las nodrizas eran mujeres que por un beneficio económico, criaban e incluso amamantaban a hijos de madres que no deseaban criar directamente a sus hijos. Como era un negocio muy rentable en la época, ya que era una moda no criar a los hijos propios, las mejores nodrizas eran adjudicadas por las familias más ricas, por lo que las casas (de huérfanos) captaron a las peores. Las nodrizas alcanzaban a ganar lo mismo que un peón o un jornalero. Debido a la gran oferta de mujeres dispuestas a trabajar como nodrizas se creó
–incluso- una red de información para identificar a aquellas mujeres que estaban amamantando y eran factibles nodrizas.
Por la gran pobreza imperante en la época muchas mujeres se interesaban en poder criar hijos ajenos, sin embargo, había cierto nivel de pobreza que impedía a algunas mujeres poder acceder a criar un niño o niña huérfanos, por lo que fue común ver a ciertas amas de casa criando a más de un menor.
Las nodrizas fueron claves en las Casas de Huérfanos, en muchos estudios las mencionan como esenciales en los procesos de crianza en las casas de huérfanos pero –asimismo- responsable de las altas de mortalidad, situando su interés en el beneficio económico.
Por lo general, las Casas contrataban a 2 tipos de nodrizas: 1) las que amantaban en los primeros años de vida y 2) las que criaban en los años posteriores. En el caso de Chile se podía distinguir las “amas internas” quienes proveían de leche materna a los niños huérfanos en la propia Casa y, posteriormente, los niños eran derivados a las casas particulares de estas nodrizas para ser criados, las “amas externas”.
Con los altos requisitos para ser amas, se dio un alto número de casos donde una nodriza tenía a su haber más de 2 niños.
Además, muchas no continuaban sus funciones debido al rechazo que les provocaba las condiciones laborales y de los niños y niñas. A su vez, las amas externas no cumplían plenamente los acuerdos de su función como vivir a menos de 3 kilómetros de la Casa (muchas se llevaban a los niños a sectores rurales) o no tener hijos propios que alimentar (la gran mayoría era madre de hijos pequeños).

II. El abandono de hijos ilegítimos.
Si bien es difícil determinar una proporción de la cantidad de infantes nacido en la época que terminaban en una Casa de Huérfanos, cifras de Brasil, Argentina y Chile señalan que la proporción en el siglo XIX era de un 5% de los nacidos. Debido a la tensión del Estado y la Iglesia de la época, había una gran presión por la estructuración nuclear de la familia, por lo que los hijos ilegítimos difícilmente podrían haberse criado dentro de ellas, no así en una familia extensa. Si bien en el siglo XIX hay un reconocimiento de la bastardía, a la vez hay un fuerte discurso católico de la familia que posiciona a la mujer virgen como requisito para el matrimonio, la familia monógama, la estigmatización de los hijos ilegítimos y el deshonor de la maternidad no matrimonial.
Todos los estudios de niños abandonados señalan que la mayoría corresponden a hijos ilegítimos, estableciendo como principal motivo la mantención de la honra de la madre. Los datos de la Casa de Huérfanos de Santiago muestran que el abandono de los niños legítimos era por situaciones forzadas, urgencias que impedía continuar con el proceso de crianza.
En este sentido, la miseria fue una de las grandes causas del abandono de los hijos legítimos en estas instituciones para asegurar su subsistencia.
III. La Mortalidad
Hubo un alto porcentaje de mortalidad asociado a las Casas de Huérfanos (cercano al 60%). Dentro de los factores que influyeron en esto: la entrega de niños moribundos con el afán de ahorrarse los gastos de funerales e inscripciones civiles de la defunción.
Las posibilidades de sobrevivencia de un niño abandonado dependían de: la edad, la esperanza de vida era muy superior para los niños mayores que para los recién nacidos. La tasa de mortalidad de los niños menores de 1 año era de un 60%, mientras que de los niños entre 0 y 7 años era entre un 30% y 50%.
La mortalidad infantil era un problema extendido a toda la población de la época, sin embargo, en un grupo tan vulnerable como los niños abandonados, éstos se acentuaban. Los problemas de la época estaban marcados por: carencias alimenticias (cantidad y calidad), condiciones higiénicas deficientes, enfermedades, infecciones bacilares, oftalmías, gastroenteritis, escrófula y sífilis. El hacinamiento favorecía el contagio entre los niños. Si un niño estaba enfermo no se le aislaba del resto, por lo que las enfermedades infectocontagiosas se propagaban rápidamente.

IV. El abandono no institucional
En la época destacó la práctica de que los hijos no se criaran con sus progenitores, sino que pasaran toda su infancia o una parte de ella con otros custodios. Fue muy común la cesión de niños de familias pobres a familias con mayores recursos para encontrar mejores condiciones de vida pero a cambio estos niños debían brindar servicios a estas familias postizas, levantándose una gran red de circulación de niños. Así cuando no se cumplían los acuerdos, los niños eran retirados de esos hogares y trasladados hacia otros. Todos estos arreglos de crianza, no tenían ningún principio legal o formalidad alguna, siempre fueron acuerdos verbales.

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