lunes, 19 de marzo de 2012

LECTURA 4 - Abandono infantil, respuestas institucionales y hospitalidad femenina. Las niñas expósitas de Santa Cruz de Atocha en la Lima Colonial

“Abandono infantil, respuestas institucionales y hospitalidad femenina. Las niñas expósitas de Santa Cruz de Atocha en la Lima Colonial”
Autora: María Emma Mannarelli.

1. Objetivos del aprendizaje:
a. Análisis sobre las condiciones sociales, costumbres e idiosincrasia de la América Latina colonial y sus efectos sobre la niñez abandonada.
b. Discriminación social, étnica y económica, sus efectos sobre el desarrollo de la niñez abandonada.
c. Resultantes sobre la personalidad latinoamericana actual.

2. Preguntas motivadoras:
a. ¿Cuales eran los motivos por los cuales existía una población de niños abandonados?
b. ¿Que tan frecuente era el nacimiento de niños fuera de la estructura familiar tradicional?
c. ¿Que diferencia había en el trato entre un niño abandonado descendiente de padre(s) español(es) y cuales eran sus opciones en el futuro?
d. ¿Cual era la influencia de la iglesia en las normas que regían el desarrollo de los niños abandonados?

3. Resumen
Los registros de bautizo de las iglesias de la Lima colonial dan una idea de lo extendido del fenómeno de los niños abandonados. Tal situación se daba por diversas razones: deformación física, sexo no deseado del infante y/o ser indeseados, pero principalmente se presentaba muy vinculado a las relaciones extraconyugales y a la ilegitimidad. Según los datos de fines del siglo XVII existía en Lima una población infantil libre de 6,209 representando un 21% de la población de la ciudad, esto representaba uno de cada cinco niños. De ahí 4,732 eran españoles o blancos, 645 indígenas, 642 mulatos y 190 negros.
En la parroquia de San Marcelo se encontró que uno de cada tres niños de origen no legítimo no fue registrado por padre alguno. Mas grave aun el caso de la Parroquia de San Marcelo que los niños de raza blanca presentaba un 54% de estos casos. En contraste a solo entre el 6 a 25% de la población indígena en las diversas parroquias.
Las cifras tendían a aumentar si se considera el número de niños expósitos, es decir los niños abandonados por sus padres en las puertas de las casas de familia, en el hospital de Niños Huérfanos de la ciudad o en otras instituciones. Una bula de Gregorio XVI permitía a los expósitos considerarse legítimos y así ordenarse sacerdotes y gozar de los privilegios propios de los legítimos.
Hay evidencias que inducen a pensar que los niños expuestos (expósitos) ocultaban relaciones sexuales ilícitas entre hombres y mujeres, y que no permitía por cuestión de honor el reconocimiento del infante. Pero esta situación podía revertirse a que el niño fuese reconocido en un futuro cuando la pareja se casaba o bajo otras circunstancias futuras, esto formalizaba el vinculo padre-hijo. Otros casos se daban cuando el padre cercano a la muerte no encontraba motivos para seguir ocultando su paternidad clandestina. Uno de los maneras de evitar el mote de bastardo era el de conseguir el estatus de expuesto.
Existen evidencias de que los lugares donde se exponían a los niños eran parroquias de los sectores medios y altos de la ciudad. La segregación racial hacia imposible que negros, indios o individuos de otras castas abandonaran a sus hijos en hogares de gente blanca. Por lo tanto solo los niños de ascendencia blanca lograban el estatus de expuesto y de ahí devenía que se le considerara para ciertos propósitos como españoles.
Afortunadamente parte de la población percibía el problema de estos niños y hacían donaciones a las instituciones encargadas de su cuidado. Algunos de ellos dejaban una clausula testamentaria en la que se hacían donaciones con este fin. A principios del siglo XVII fue creado el hospital de Niños Huérfanos de Atocha como iniciativa de Luis Pecador bajo la siguiente descripción:
“Recoger los niños guerfanos que se han a las puertas de las iglesias y por esas calles y aun los avemos quitado de los muladares y otras bezes se an allado comiéndoselos los perros y en los ríos y acequias de que Nuestro Señor a sido ofendido…” (sic)
El recinto estuvo destinado a albergar niños y niñas españoles blancos sin padres originalmente. Pero como también se abandonaban niños de castas morenas, se recibieron a estos no sin antes establecer diferencias en el trato. Esto es se definieron criterios de segregación racial. Los niños españoles aprendían a leer y escribir para dedicarse a profesiones útiles y honestas mientras que los de las otras castas estaban obligados a servir hasta los 18 años para ser dispuestos a servicio y soldada. Las mujeres no blancas eran ofrecidas como sirvientas.
Las amas de leche eran un recurso muy difundido en Lima, pero solo las familias de mayores recursos podían comprar una esclava que tuviese leche en sus pechos para criar a los recién nacidos o al menos rentar una. Ya que la costumbre era que las mujeres blancas no amantaban a sus niños. Mujeres de diversos estratos sociales solicitaban niños del hospital para amamantar y con ello ganar un ingreso, esto creaba un lazo afectivo entre ellas y los niños.
Otras mujeres criaron a niñas expuestas y se preocuparon por el destino de ellas y recibían además una dote para su cuidado. Con el riesgo de que si su protectora fallecía perder dicha dote. La alta mortalidad infantil en todos los estratos sociales dejo a muchas mujeres con los pechos llenos de leche, lo que empujo a muchas de ellas a alimentar los sentimientos de caridad femenina. Por ello mujeres esclavas, aristócratas, solteras y beatas se vieron vinculadas con las niñas abandonadas. Esto lo convirtió en un mecanismo informal de adopción, dado que la iglesia lo prohibía.
En el siglo XVII se fundo el Colegio de las Niñas Expósitas de Santa Cruz por Mateo Pastor y Francisca veles Michel y administrado por el Tribunal de la Santa Inquisición. Bajo el precepto de que la falta de “dotrina y enseñanza” que padecían las niñas huérfanas, combinada con la “pobreza y necesidad” ponían en grave riesgo su honestidad. Las alejaban del matrimonio o del ingreso a un convento y podrían perderse en el “siglo”. Ello les permitió la posibilidad de ingresar al Colegio de Santa Cruz.
Diversos motivos determinaban que familias se resistieran a hacerse cargo de las niñas expuestas en sus casas. La ausencia de medios económicos, no poder acceder a amas de leche. Y sobre todo el hecho de que en caso de desear ingresar al colegio debían presentar testigos que declararan que entre el momento en que fueron expuestas y en el que solicitaban el ingreso al colegio sus vidas habían transcurrido entre gente honesta y recogida. Dicho Colegio dependía exclusiva y directamente del tribunal del Santo Oficio. Ellos eran los únicos que podían cambiar las constituciones. La rectora, la maestra y los colegiales debían jurar cumplir con las constituciones, quebrarlas constituia un “pecado mortal”. Se tiene información que las condiciones económicas de la institución no marchaban en la bonanza. En un inicio se acogió a doce niñas que luego aumentaron a 24, con edades entre los 8 y 16 anos.
La educación que las niñas recibían comprendía lectura, escritura, doctrina cristiana, costura, música y canto. Diez de las quince horas se dedicaban a cuestiones religiosas y aun más si se considera que la música solo era música sacra. Se confesaban y comulgaban cada quince días y aprendían a lavar, cocinar y barrer y “lo demás que convenga para servir en su casa”. Las colegialas estaban aisladas y les estaba prohibido tener todo tipo de contacto con el exterior. De lo contrario corrían el riesgo de perder su beca. La población esclava también se encontro dentro de esta recinto aunque su situación se daba en calidad de esclavas al servicio las colegio.
Una parte de los fondos del colegio se destinaba a dotar a las mujeres para su ingreso al convento o para contraer matrimonio. Dotes de $2,000 pesos, 500 para ajuares y 1500 para el velo blanco para las que entrarían al convento y $1,000 para las que “preferían” casarse. Estas ultimas destinadas por la rectora ante las peticiones de postulantes, y dando preferencia a su antigüedad en el colegio.

4. Reflexiones claves
La cuestión de honor occidental, asociada al problema de genero, jugo un papel importante en el abandono de los niños de la población blanca urbana. Exponer a los niños nacidos de las relaciones sexuales ilícitas protegía el pudor y la honra femenina. También solucionaba los problemas matrimoniales masculinos que podía ocasionar la publicidad de relaciones adulteras. Por otro lado las niñas y niños ilegítimos, bajo la condición de expósitos podían gozar de algunos de los privilegios propios de los hijos legítimos. No obstante, de acuerdo al reducido numero de casos, no es posible pensar en este recurso como un mecanismo extendido de movilidad social. Además gran cantidad de expósitos engrosaba las filas familiares en condición de servidumbre, lubricando así el sistema jerárquico de la sociedad colonial. Los problemas económicos de las mujeres blancas fueron resueltos parcialmente por instituciones como las mencionadas. Pero lo que si resulta evidente es la cantidad de cambios de vínculos afectivos de estas mujeres desde la niñez temprana hasta una vida azarosa e inestable. Esto permite conocer los acontecimientos así como los factores sociales que fueron dibujando lo que se podría llamar la estructura psicosocial de los individuos del mundo social urbano colonial que carecieron de vínculos familiares estables y que estuvieron sujetos a las vicisitudes de la precaria estabilidad de la sociedad colonial. Este tipo de experiencias trajo consigo el establecimiento de vínculos de parentesco no sanguíneos. En algunos casos, los niños huérfanos e ilegítimos fueron incorporados a la estructura familiar como un miembro más. Muchas veces los expósitos pasaron a formar parte del último peldaño en la escala de las relaciones dentro del hogar, llegando incluso a ser tratados como criados. Si bien muchos de los niños de los sectores blancos de Lima fueron abandonados en casas familiares, donde recibieron un trato probablemente más cuidadoso del que hubieran tenido en sus hogares natales, es probable que la mayor parte de estos tuviera como destino la servidumbre. La ilegitimidad alimentaba las relaciones desiguales y de servidumbre existentes.

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